MANOLO GARCÍA

Manolo García (Barcelona, España, 1955) es el nombre artístico de Manuel García García-Pérez. Es un cantante y compositor español cuya trayectoria comenzó en las formaciones Los Rápidos y Los Burros. Conoció el éxito más allá incluso de nuestras fronteras con El Último de la Fila y ha sido capaz de forjar una sólida carrera en solitario. En ella predominan unas cuidadas y a veces surrealistas letras y una paleta de sonidos que se mueve entre la influencia de grupos de flamenco-rock y detalles árabes para conformar un pop-rock mestizo que goza de una gran aceptación comercial.

Unos meses después de que El Último de la Fila, grupo que le granjeó fama en España e Hispanoamérica, anunciara oficialmente su disolución, salió a la venta su debut en 1998. "Cuando tuve conciencia clara de que El Último se separaba, me quedé un poco estupefacto. Me quedé parado un año. Me puse a pintar -N. del A.: García es un gran aficionado a la pintura y suele diseñar sus portadas y lo ha hecho con otras formaciones, como Brighton 64-, me fui al pueblo de mis abuelos, en Albacete? No hacía nada: pasear, leer libros, beber vino, pasear, acostarme. Y al año llamé a mi hermana: 'Mari Carmen, cómprame una guitarra Fender y un amplificador Fender'. Me puse a componer y en tres meses tenía "Arena en los bolsillos". Empecé en mi casa con una grabadora y un pequeño ordenador que compré, y solo empezar ya me dije 'de aquí voy a hacer un disco entero en solitario'", afirma sobre su estreno con su propia firma.

Retomando la estela rock de sus inicios y con dejes cercanos al flamenco -García es seguidor confeso de la banda sevillana Triana y cita su "Hijos del agobio" como uno de sus álbumes de referencia-, pocas veces un disco de debut dejaba unas sensaciones tan notables. Sencillos como "Pájaros de barro" o "A San Fernando, un ratito a pie y otro caminando" se convirtieron de forma instantánea en favoritos para el público. Por si fuera poco, el LP se hizo acreedor a varios premios.

La extensa gira de conciertos que lo acompañó, uno de sus puntos fuertes, funcionó muy bien. Idénticas sensaciones experimentó con el intimista "Nunca el tiempo es perdido" (2001). Texturas más acústicas y serenas, sumadas a elementos sinfónicos, se vieron recompensadas otra vez con el favor de sus seguidores. Nacho Lesko y Pedro Javier González, la pareja de productores de su primera obra, repitió al frente de esa tarea en "Para que no se duerman mis sentidos" (2004). Una extensa colección de canciones de ritmos más variados y con ecos brasileños. "Una tarde de sol" y "Niña Candela" son dos de sus momentos más entonados.

"Di lo que tengas que decir con la menor cantidad de acordes y de palabras posible", es una de sus máximas a la hora de componer. Siempre celoso de preservar su intimidad, se concedió una pausa de cuatro años para dar forma a "Saldremos a la lluvia". En él, las miras musicales de Manolo García viran hacia el Mediterráneo. Letras más enigmáticas y optimistas jalonan el álbum. En 2011 apareció "Los días intactos", influenciado por el trabajo de grabación que llevó a cabo en California. La vía americana da un paso más allá en "Todo es ahora" (2014). Un disco de corte rock clásico, con David Bowie como referencia, pero en el que también cabe la guitarra de Juan Manuel Cañizares. Todo un síntoma de que la mezcla sabe bien ante un "cocinero" de historias como García. Uno con un recetario lleno de sensibilidad pop y un rockero toque personal. Sin aditivos superfluos, directo al paladar.