En formación

LZ 2021. DOCa Rioja
El homenaje de la Compañía de Vinos a una vitivinicultura ancestral desde Lanciego, en el corazón de Rioja Alavesa, a través de una metodología que permite expresar al viñedo y al terroir en este vino de pueblo. Fresco, ligero, floral y con esa mineralidad que la viña vieja pone en bandeja y que, tras el respeto en el paso por la bodega, realza un vino expresivo y joven que seduce a consumidores avezados y a aquellos que quieren dar sus primeros pasos en el mundo del vino. Infalible.
Lanzaga, 2018. DOCa Rioja
Puede decirse que Lanzaga viste de grana y oro. El grana, por su capa, de corazón tempranillo, y de oro, por el recorrido que este vino, casi de medalla, merece al ensalzar los viñedos ecológicos y mimados por Rodríguez y Pablo Eguzkiza en Lanciego. Siempre a mano, literalmente, desde la poda hasta las vendimias, buscando una exclusividad que luego se acuna en la barrica para lograr estructura y cuerpo, pero dejando que la palabra de la viña lleve la voz cantante.
Matallana, 2018. Ribera del Duero
Ocho parcelas, distribuidas en algunos de los pueblos más señeros de Ribera, ven nacer la materia prima de tinta fina con la que este Matallana deslumbra. Representa finura, elegancia y frescura sin renunciar a su cuerpo. La Ribera mejor entendida, dando su valor al terruño y a la uva para demostrar que es el trabajo a pie de cepa el que justifica el éxito posterior de un vino hecho para perdurar y escribir páginas de historia desde Sotillo de la Ribera (Burgos).

Gaba, 2021. DO Valdeorras.
Dos décadas cumple el proyecto Gaba do Xil en este 2022. Veinte años que han servido para que España –y el mundo– se diera cuenta de que en Galicia había un palpitar blanco al que se debía dar salida. Paisajes agrestes, viticulturas heroicas y vinos que, por naturaleza, ofrecían una acidez que auguraban potencial y calidad son los valores a los que desde un inicio se entregó Telmo Rodríguez, prendado de una godello que años más tarde el mercado no dejaría de demandar. Abundancia de fruta blanca y de fruta de hueso, un perfil sabroso y largo –aún en vinos de una juventud que roza lo rabioso– y una mineralidad que narra en cada gota el suelo del que proviene son el testimonio del vinazo ante el que nos encontramos. Imposible dar más por menos.
El Transistor, 2021. DO Rueda.
No pretendemos que Telmo Rodríguez y Pablo Eguzkiza, el tándem de la Compañía de Vinos, hayan inventado la rueda, pero de rodar saben, y mucho. Más aún cuando se aterriza en el corazón del verdejo vallisoletano, entre La Seca, Serrada y Rueda, para demostrar desde hace otro par de décadas que la verdejo merece un crédito mayor cuando se procede de viñedo viejo, cuando se vendimia a mano y en vaso, y cuando a su acidez natural se la respeta para que luego dialogue con una uva fresca, que no insulsa. Ahí la madurez de la fruta se hace sabrosa, equilibrada, y vuelve a hablar de terrenos minerales y de una viticultura razonada que hace del conocimiento y el respeto su razón de ser.

