Entrevista a Saúl Craviotto
El piragüista, doble oro olímpico, aparcó las palas para concursar en Masterchef Celebrity, donde sumó una nueva medalla. Allí descubrió su pasión por la gastronomía, que le sirvió para perder el miedo a la cocina. Ahora, entre plato y plato, el leridano, de 34 años, entrena con la vista puesta en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

¿Cómo aprendéis a comer los deportistas?
Tenemos nutricionistas que nos informan. Pero la experiencia y el tiempo te enseñan que, si no comes bien, no evolucionas.
¿Qué alimentos tomas antes de entrenar?
Antes del ejercicio estoy tres horas sin comer, pero es importante tener llenos los depósitos de carbohidratos, que son los que te dan energía: cereales, arroces, pasta...
¿El desayuno tiene que ser fuerte?
Para mí, sí. Entreno cinco horas al día, por lo que gasto muchas calorías. Pero, para cualquiera debería serlo: yo no concibo café y tostada... ¡con eso no se puede arrancar!
¿En qué consiste el tuyo?
Siempre hay huevo, un producto esencial para un deportista, porque es la mejor proteína. Lo como en tortilla y si estoy con mis hijas les hago tortillas con distintas formas. La de Mickey es la que mejor me sale [risas].
Después de entrenar, ¿se impone la cerveza?
No todos los días, pero la del sábado con el equipo es sagrada. Al final, es más por socializar y desconectar, que también es importante.
¿Tienes algún alimento prohibido?
Bollería industrial y azúcares, pero un día a la semana rompo la rutina. Somos humanos y a veces tomo gominolas o helado porque, mentalmente, al final es bueno no ser tan estricto.
¿Qué alimentos que engordan al resto de la humanidad, tú te los puedes permitir?
Los mismos, lo que pasa es que los quemo. Quizá cuando deje el deporte me ponga como un centollo, pero de momento…
Cuando haces la compra, ¿piensas sano?
Intento ir sin hambre, para que no me entre la ansiedad y no liarla llenando el carro.

