Puro México

De las 400 variedades de agave que existen en México, sólo la azul es la que reúne las características más idóneas para producir tequila de excelente calidad. Esta planta de hojas carnosas, que los aztecas vinculaban con los dioses, es hoy la base de Padre Azul, una casa premium que permanece fiel a la tradición y se nutre de los campos del estado de Jalisco. La elaboración genuina de sus tragos, producidos 100% a partir de agaves, le ha permitido exhibir en sus botellas el emblema del Consejo Regulador de Tequila, un cotizado sello al que sólo acceden los mejores fabricantes.

Fundada por un grupo de amigos apasionados por México, Padre Azul condensa toda la esencia del país azteca, apreciable tanto en el suave aroma de sus destilados como en el cuidado diseño de sus botellas, rebelde y canalla. Cada una incorpora una camisa de cuero con cordones hecha a mano y un cierre de metal macizo en forma de calavera que rinde homenaje al Día de los Muertos, como podrán comprobar quienes acudan al Club del Gourmet en El Corte Inglés. En sus centros está a la venta Tequila Padre Azul Blanco, cuya peculiaridad es que se embotella inmediatamente después de la destilación, lo que le permite conservar su color y su aroma de agave fresco.
Cristalino, brillante y de matices plateados, desprende delicados destellos de paja dorados que lo convierten en un trago visualmente magnético.
En el aroma, por su parte, destaca el agave cocido, que abre paso lentamente a delicados tonos de vainilla, coco, matices de menta inglesa y cítricos, entre los que emergen con peculiar fuerza la toronja y el limón real. Al probarlo, la promesa olfativa se confirma, revelándose como un tequila sedoso, dulce e intenso cuyo cuerpo poderoso deja una gran permanencia en boca.
Para disfrutarlo de manera óptima se recomienda tomarlo a 16ºC, sin sal ni limón, y dejar que se oxigene un rato en la copa antes de probarlo. Es entonces cuando Tequila Padre Azul Blanco despliega todo su carácter.

